JESÚS SALIDO: "A los padres les cuesta ver el lado educativo de internet"
[bs_well size="md"]Digerati: Jesús Salido. Experto en: el papel de las familias en la escuela. Currículum: presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA). En 2002 entró en el AMPA de la escuela de su hija y empezó a interesarse por la mejora de la educación pública. Desde entonces, su vida cambió. Sin dejar su trabajo de conductor de ambulancias en la Casa de Socorro de Zaragoza, se convirtió en vocal autonómico de CEAPA en Aragón y, más tarde, en vicepresidente de la confederación. Ahora, como presidente, sigue reivindicando que las políticas educativas tengan en cuenta a las familias.[/bs_well]
¿Qué papel juegan actualmente las nuevas tecnologías en clase?
Ahora mismo están de capa caída. Tuvieron un auge muy importante, quizás desmesurado e incontrolado, que estuvo muy bien pero, lamentablemente, por distintos criterios de distintos gobernantes, actualmente hay comunidades que tienen proyectos muy buenos pero en otras, las nuevas tecnologías han sido ninguneadas. Además, con la crisis y el cambio de Gobierno, las nuevas tecnologías que se han intentado implantar en clase han sido a costa de las familias, que tenían que comprarlas.
¿Cuál crees que debería ser entonces el papel de las nuevas tecnologías en el aula?
Yo no soy docente ni pedagogo, pero creo que las nuevas tecnologías son la realidad de hoy. Hay que utilizarlas en positivo y tienen muchísimas posibilidades para incentivar al alumnado porque el mayor problema del fracaso escolar, de la apatía de los alumnos, es el propio sistema. La metodología actual es aburrida, no es participativa, está basada en clases magistrales en las que los alumnos deben estar sentados, quietos y callados. Eso ya no sirve. Las nuevas tecnologías cumplen un papel fundamental de motivación y de ampliación de conocimientos porque nos permiten ir más allá de lo que dice un libro.
Por tu experiencia como padre y como presidente de la CEAPA, ¿cuánto saben y de qué saben las familias sobre internet?
Eso va en función de la edad de cada padre o madre. Yo, por ejemplo, me tuve que adaptar a las nuevas tecnologías sí o sí. No quería, pero me di cuenta de que iban a convivir con nosotros y que no debía verlas como algo negativo que te limita o te quita otro tipo de relaciones. Como padres,nuestra formación con respecto a las nuevas tecnologías es limitada, aunque hay algunos que tienen bastante nivel porque, en el fondo, por la cantidad de posibilidades que ofrecen, acaban enganchando.
Pero nuestros hijos han nacido con ello, lo tienen interiorizado, lo ven cada día y tienen más formación que nosotros. Desde CEAPA lo que intentamos transmitir es que las nuevas tecnologías no son malas sólo porque tengamos menos formación en ellas; eso es lógico y normal. No debemos promover un uso restrictivo de las nuevas tecnologías, ni tratar de controlar qué dicen, qué hacen o con quién se relacionan nuestros hijos. Tenemos que orientarles en la confianza hacia nosotros para que, si algún día tienen problemas en internet, puedan acudir a sus padres. No es que ellos, por ser menores, sean menos espabilados. Ellos tienen mucha más formación en nuevas tecnologías, pero eso no quiere decir que nosotros perdamos autoridad o que tengamos que prohibirlas, esa no es nuestra función.
"Como es algo nuevo que sienten que no van a controlar nunca al 100%, muchas familias prefieren prohibir, controlar y cuestionar el uso de las nuevas tecnologías"
¿Los padres son conscientes de que también hay que educar en nuevas tecnologías? ¿Son conscientes de que tanto ellos como sus hijos deben tener competencias en el manejo de internet
Cada vez más. Es que antes era más fácil controlar el uso de internet… Había un único ordenador en casa y se colocaba en un espacio común, donde estuviera toda la familia. Desde la llegada de las tablets y los móviles, internet ya nos acompaña a todas partes y los padres se han dado cuenta de que es necesario familiarizarse con la red. También es verdad que hay familias que son conscientes de que nunca podrán ponerse al día porque no lo viven con tanta intensidad como los adolescentes. Pero eso no quiere decir que no nos impliquemos, lo demos por perdido o no nos parezca importante. Los centros educativos deberían incidir más importancia en las nuevas tecnologías, y no sólo sobre su uso responsable, sino también como una herramienta más en el aula. Cuesta mucho concienciar a los padres y madres de que el móvil puede ser educativo. Cuesta porque aún no tenemos interiorizadas las nuevas tecnologías como una herramienta positiva, sino como un entretenimiento, un juego que a veces dispersa, distrae y aparta a nuestros hijos de lo importante, que son los estudios.
Dices que los padres sólo ven la parte lúdica de internet, pero ni siquiera juegan con sus hijos en la red.
Por la brecha generacional, que no tiene por qué existir si somos capaces de incorporar internet a nuestra vida cotidiana. Igual que los videojuegos, que también pueden servir para aprender, el móvil se ha demonizado, se ve como algo que te aísla, que dificulta la comunicación. Aunque nosotros, como los jóvenes, también miramos el móvil constantemente, sólo demonizamos esa actitud cuando la hacen ellos.
Cuando pensamos que algo es cosa de jóvenes, cuesta incorporarla a tu vida y, mucho más, compartirla con tus hijos. Las nuevas tecnologías, de hecho, son un modo de comunicación intrafamiliar. Hoy mismo, por ejemplo, le he mandado la foto de un tuit que circulaba por internet a mi hija, de 16 años, y me ha dicho que esa imagen era falsa y que el comentario no era obra del autor en cuestión. Su nivel en competencias digitales a los 10 años era el de una niña de siete, sin embargo, hoy ha analizado y contrastado si la foto era real. Y yo no lo había hecho. Te lo cuento porque es un ejemplo de que la imagen de que los adolescentes viven encerrados en un mundo irreal y usan las nuevas tecnologías para cosas que no deberían es absolutamente falsa.
Algunos temen las redes sociales, internet y los ordenadores porque creen que pueden restar autoridad al maestro o a los padres.
Es un discurso que está muy extendido entre sectores conservadores, pero nosotros no lo compartimos en absoluto. Hace años se implantó un programa 2.0 para incluir las nuevas tecnologías en el aula y muchos profesores no lo implantaron. Porque no tenían formación, porque no quisieron formarse o porque, aun formándose, pensaron que su competencia iba a ser inferior a la de sus alumnos y que si no dominaban las nuevas tecnologías, podrían ser cuestionados y perderían autoridad. Y eso, lamentablemente, se traslada a las familias. Como es algo nuevo que sienten que no van a controlar nunca al 100%, muchas familias prefieren prohibir, controlar y cuestionar el uso de las nuevas tecnologías. Su forma de entender internet es controlar su uso y acceso porque creen que si nuestros hijos nos dominan en el uso de las nuevas tecnologías, su autoridad mermará.
"Si pensamos que la red es cosa de jóvenes, nos costará mucho incorporarla a nuestra vida y, mucho más, compartirla con nuestros hijos"
Ese miedo de los padres y de algunos profesores a perder autoridad… ¿se debe a que ya no son la única fuente de conocimiento posible, como antaño?
Es que internet enriquece la clase y el contenido, motiva. No se puede vivir de espaldas a la realidad. Hay un dicho que dice que estamos educando a niños del siglo XXI en edificios del siglo XX y con metodologías del siglo XIX. No es cierto que la educación y el comportamiento del alumnado fuera mejor antes. Es distinto. Como dices, antes el profesor era la única fuente de conocimiento, pero ahora la sociedad está más formada y es capaz de cuestionar. Vivir de espaldas a la realidad del mundo no es bueno.
El mayor handicap de los profesores que quieren modernizar las metodologías son los propios compañeros porque es más fácil seguir haciendo lo que se ha hecho siempre que hacer cosas distintas. Me lo han reconocido muchísimos profesores, no es una impresión. Hay reticencias entre los profesores porque no quieren cambiar sus hábitos. Está todo inventado, lo que hace falta ahora es querer y querer transmitir. No se trata de buscar una figura de autoridad y de infalibilidad como a veces se pretende, sino de hacer una casa abierta y participativa donde se tenga en cuenta a todo el mundo.