¿Quién decide qué contenidos me interesan en internet?
Estamos ante una verdad incómoda
Si somos de los que creemos que gracias a internet hoy tenemos acceso a todos los contenidos que nos puedan interesar, es lógico que pensemos que somos nosotros quienes decidimos cuáles son los contenidos que consideramos importantes. Pero esto significa dar por supuesto que toda la información se nos presenta en igualdad de condiciones. Cuando llegamos al final de este razonamiento, el tecnólogo David de Ugarte nos advierte del riesgo que corremos. Porque si estamos convencidos de que en internet todo está a nuestro alcance es que no nos hemos dado cuenta de que los contenidos nos llegan filtrados. "Bajo la etiqueta 2.0 - dice de Ugarte- se esconden distribuciones de poder y modelos sociales antagónicos". Y para que lo entendamos, nos propone comparar el funcionamiento de YouTube con el de Wikipedia.
En YouTube es el usuario quien actúa como filtro de los contenidos que se le proponen como resultado de una búsqueda; en Wikipedia, los contenidos han sido filtrados previamente por una comunidad de editores que decide qué contenidos son relevantes. Es decir, en el caso de YouTube se nos da una lista infinita de resultados de entre los que nosotros podemos elegir cuál es el que nos interesa, mientras que en Wikipedia, sólo nos aparece un resultado como única opción disponible (en diferentes idiomas, eso si!).
El funcionamiento de Wikipedia no parece muy democrático
Pero esta no es la única diferencia que de Ugarte nos quiere hacer notar entre estas dos plataformas. Gracias a las aportaciones de sus usuarios –sigue de Ugarte- Youtube nos ofrece una gran cantidad de resultados; lo que consigue generar la percepción de que hay una abundancia de contenidos. Mientras que Wikipedia, aunque también invita a sus usuarios a participar, al final sólo nos muestra un único resultado, que es el que han decidido los editores, generando una percepción de escasez. Lo que nos debería llevar a preguntarnos: el valor de los contenidos debe estar en la cantidad? (YouTube). La alternativa es creerse la única versión disponible de un contenido? (Wikipedia). ¿Por qué hay plataformas que permiten que todo el mundo aporte su opinión y otras no? ¿Cuál es la lógica que se esconde detrás en cada caso? Teniendo en cuenta que estamos hablando de sitios que son considerados de referencia para la mayoría de nosotros, parece importante encontrar respuestas.
En este sentido, el funcionamiento de Wikipedia no parece muy democrático. Hay unos editores escogidos por la plataforma que son los que valoran qué requisitos deben cumplir los contenidos que se publican y que creen que sólo puede haber una única versión de un contenido. Por otra parte, YouTube no pretende representar a todos los usuarios. Sólo muestra resultados y todos tenemos las mismas posibilidades de contribuir. Lo que elegimos es cosa nuestra. Y lo que encontramos, también. Aquí el filtro lo hace un algoritmo.
Este ejercicio que nos propone de Ugarte lo podemos aplicar también en Twitter o Menéame. En Twitter por ejemplo, la suma de todas los tuits usando una misma etiqueta genera un "trending tópic". Pero ¿quién nos asegura que este es el tema que representa la opinión mayoritaria de toda la comunidad de tuiteros? Una misma persona puede hacer tantos tuits como quiera bajo la misma etiqueta. En Menéame, las noticias destacadas son aquellas que tienen más votos entre la comunidad y el prestigio de cada usuario depende de su "karma". En este caso, cabe preguntarse: ¿por qué el "karma" de unos usuarios les debe otorgar más poder y credibilidad sobre los demás a la hora de publicar contenidos?
A la pregunta: ¿Quién decide los contenidos que me interesan en internet? David de Ugarte dice: "Esta es una respuesta que el concepto web 2.0 no sabe -o no quiere saber- cómo responder, probablemente porque para algunos siga siendo una verdad incómoda".
Si queréis saber más sobre este tema, aquí os dejamos el artículo orginal de David de Ugarte: